lunes, 14 de mayo de 2012

Hockey lado V

HockeyMobile compartió una tarde de entrenamiento en la villa 1 11 14 del Bajo Flores donde hay un proyecto para que a través del Hockey las chicas se vuelquen al deporte, tengan una contención afectiva, y prevenir la aparición de experiencias negativas, entre ellas las drogas. Por Florencia Grunfeld, especial para HockeyMobile florencia@hockeymobile.com.ar En mi visita a la villa 1 11 14, el primer obstáculo que tuve que vencer fue pelear contra mis propios prejuicios. Nunca había entrado a una villa, ¿con qué me iba a encontrar? Si bien muchas veces pasé cerca de la 1 11 14, la referencia más directa que tenía era el llamado del gendarme que hace sólo un par de meses atrás me dijo que mi auto había sido encontrado en los pasillos de esa villa. Nos juntamos a pocas cuadras de ahí con dos de las profes de hockey y un amigo de ellas, el que les ofreció la posibilidad de dar clases de hockey a chicas de entre 7 y 16 años. Hace dos años que funciona “la escuelita de hockey”. Tras un documental de Canal 13 adquirió algo de protagonismo como así también el apodo de “Las Leonas del Bajo Flores”, aunque eso es algo que estas chicas no tienen ni presente. En la esquina de la villa, nos vino a buscar el Cura a cargo de la Parroquia Santa María del Pueblo. Si uno se lo cruzara en cualquier barrio porteño y tuviese que adivinar su profesión, apuesto que nadie diría que es cura. 27 años, ropa cómoda, barba y un dejo de desprolijidad. Podría pasar por estudiante de sociología, musicoterapeuta, profe de educación física y un sin fin de profesiones, pero nunca cura. Sin embargo, lo es. Como todo cura, es sinónimo de respeto y a medida que recorremos la cuadra y media que hay desde la entrada hasta la parroquia, la gente lo saluda y lo contempla. Pero fue la complicidad y el cariño que le demuestran los chicos lo que más me atrajo de su personalidad. “Que acá hay droga, violencia y robos lo sabe todo el mundo, tratemos de que se vea que también hay cosas alegres”, me sugiere cuando le cuento sobre mi idea de hacer una nota sobre el proyecto que llevan a cabo con este deporte. “En mi compu tengo una foto de las seños grandes que están todas arrodilladas”, me dice Lily, que con 7 años es una de las cuatro nenas que arrancan el primer turno de entrenamiento en la canchita frente a la parroquia. Lily se refería a Las Leonas y su clásica foto de equipo que adorna el escritorio de su computadora. Mira mi cámara y me pide si cuando termina el entrenamiento se puede sacar una igual con sus compañeras. Con Lily llega Lucero, de similar estatura y con un flequillo tupido que cae sobre su frente. Los colores de las casas que rodean esta canchita de cemento se lucen el doble con los últimos rayos de sol de la tarde. Si no fuese porque uno sabe que está dentro de la temida villa del Bajo Flores, la escena podría ser una de las tantas que se repiten en los clubes que practican este deporte. En otro sector está Nadia. Es la primera vez que viene, la trajo su prima, unos años más grande que ella y miembro del segundo turno de entrenamiento. De visible timidez acepta agarrar uno de los palos que las profes le ofrecen pero, ante las primeras indicaciones, empieza un llanto silencioso y un intento de dar marcha atrás con la idea de empezar a practicar un deporte que jamás había visto. Pero como quien no quiere la cosa, primero sólo con la profe y después con la ayuda de un varoncito -que se acerca siempre que hay clases pero al que no dejan participar “porque todavía no hay hockey para los varones”- se va soltando y al término del entrenamiento ya se mueve a la par de sus compañeras con la promesa de volver la semana siguiente y traer a alguna de sus amiguitas. Son seis las chicas que se acercan al segundo turno, ya con luz artificial y con una gran cantidad de chicos que juegan al voley y al fútbol en otros sectores de la canchita. Un camión estaciona en una de las esquinas y Los Del Fuego musicalizan lo que queda de la jornada. Para el final llega el plato fuerte. Las chicas de entre 14 y 16 son las mas entusiasmadas. Son 16, y llegan de a grupitos. Tienen que ser puntuales: llegar a horario es condición exclusiva para poder participar. Ya empieza a bajar la temperatura y se ve poco en la oscuridad de la noche. Son casi las 20 y ahora la cancha está vacía. Después de un buen entrenamiento las profes reparten pecheras y terminan con un clásico partidito. Algunas llegaron a jugar en clubes de la zona, como San Lorenzo o Huracán, pero la imposibilidad de pagar la cuota social hace que tengan que abandonar la práctica. Este grupo es el más importante, porque a esta edad que las chicas pasen el tiempo practicando deporte hace que salgan de los pasillos, donde la droga es moneda corriente. Por eso además de hockey tienen la posibilidad de practicar handball, voley, futbol femenino y recientemente se sumó natación en Parque Chacabuco. Cada entrenamiento termina en la capilla, donde el grupo reza una oración. Cada chica devuelve el palo que usó en el entrenamiento, y saluda afectuosamente a cada una de las profes, que hacen esta tarea ad honorem y sólo por la gran satisfacción de poder colaborar con un proyecto que está en pleno crecimiento y apunta a poder darle un marco de recreación y contención a cada uno de los chicos y chicas que participan. La villa 1 11 14 está en el corazón del Bajo Flores y es una de las villas mas grandes que hay en Capital Federal. Cuenta con una población que supera las 40.000 habitantes. Dentro de la misma hay distintos barrios que están enfrentados entre ellos. La Parroquia Santa María del Pueblo es la capilla principa pero además cuenta con tres Capillas más, una se llama San Antonio, otra San Juan bautista y otra Virgen de Itatí en diferentes barrios y este año cada una tendrá clases de hockey, para a futuro poder competir entre los distintos equipos y poder unir los barrios a través del deporte. También están planeados amistosos contra distintos colegios, para que las chicas puedan competir. Para lograr una identidad entre los chicos/as que practican los diferentes deportes surgió el Club Atlético Madre del Pueblo, que nuclea todas las actividades deportivas y que próximamente estará dándole carnets a todos los chicos y con donaciones buscará diseñar y confeccionar camisetas para así hacer mas fuerte el sentimiento de pertenencia con el club. Afortunadamente cada vez más chicas se acercan para aprender y jugar al hockey. Si bien tras el informe de Canal 13 recibieron muchísimas donaciones, siempre se necesitan materiales. ¿De que manera se puede colaborar con el proyecto? Si jugás o jugaste al hockey, sos profe o querés simplemente sumarte al proyecto deportivo podes comunicarte a: fundacionlocosbajitos@gmail.com sumate@locosbajitos.org.ar Si tenés materiales de hockey, ropa, juguetes, alimentos no perecederos u otra colaboración podés acercarlos a: Fundación Locos Bajitos: Malabia 1352 - "B" Palermo Soho - Bs As – Argentina Agradecimiento especial a: Padre Tano y toda la gente de la Parroquia Matías Benitez, coordinador deportivo. Paula Sanchez, Lucía Casal y Gisella Osimi profes de Hockey Todas las chicas y la gente que nos dejó realizar la nota Mirá el video que acompaña esta nota: http://www.youtube.com/watch?v=7nBiDIZ-uyI&feature=youtu.be

Fuente: Hockey mobile

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